viernes, 4 de marzo de 2011

Hace mucho tiempo atrás, un día leyendo la Biblia, encontré un pasaje que decía: “sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto”. Desde entonces, mirándome a mi mismo, he pensado que Dios es un iluso pidiendo tal cosa al hombre; iluso digo, no solo mirándome a mi mismo, sino que, echando una simple mirada a mi alrededor, podemos ver…

Oh cuan imperfectos somos los seres humanos! cuan decadente esta nuestra moral! cuan patéticos terminamos siendo cuando creemos hacer algo grandioso! (jlam)

He pasado demasiado tiempo pensando en que: cómo es posible que Dios nos pida algo así! Perfecto yo? Imposible!
¿Existe algún hombre perfecto en este planeta? Cómo es ese hombre y dónde está?()

¿Qué debo hacer para llegar a ser un hombre perfecto como Dios es perfecto?

Por mucho tiempo he andado abatido y angustiado en este pensamiento; no obstante, un día, Dios quiso aclararme este asunto. Perdonen que me atreva a hablar así; entonces leí otro pasaje que dice: “sean santos, porque yo soy Santo”. Si mal no entiendo, eso quiere decir que nosotros seremos santos y somos santos, porque Él es Santo! Osea que seremos santos no por nuestros meritos, sino porque de El emana la santidad y la perfección. (Perfección es una palabra que no me gusta)

He estado dándole vueltas al asunto una y otra vez, que por fin Dios abrió mi ojos, (perdonen que hable otra vez así) mi mente obtusa, para ver que ser santo nada tiene que ver con mi condición de pecador (que lo seré hasta el último segundo de mi vida)
La santidad de Dios consiste en una cosa muy sencilla y complicada:
Ser Misericordioso! Eso es ser santo. Pues eso, adios!

¿eres misericordioso?

¿eres misericordioso?