viernes, 9 de diciembre de 2011

Condena Para el Hermano Hombre


¡Buenos días hermano hombre!
No es necesario que te diga mi nombre.

Ven, hermano, ven, acércate.
Aquí, en la Piedra, siéntate.
Por unos tristes céntimos,
A ver si podemos reírnos.

Han tratado de arrancarme,
de la piedra en que estoy sentado.
Incluso alguno se atrevió a condenarme,
a morir defenestrado.

Ven, Siéntate, hombre humano.
Por unos céntimos en mano,
ni pobre, ni rico te harás;
pero sentado aquí te reirás.

Como tantos, ¿piensas que soy mendigo?
No hagas caso y, ¡escucha lo que te digo!
Esta piedra es la herencia que mi padre dejó.
Con ella restauraré lo que el pendejo vejó.

Vino un pendejo… y vino otro
Y otro tomo vino, y un tonto dejó un dejo…
Otro pendejo, miró la piedra, y dijo:
Es de oro el banco en que se sentó.

Con lujuria y avaricia en los ojos…
se abalanzaron, a estos despojos.
Creyendo encontrar inmortalidad,
y se despertaron en la inmoralidad.

Por unos míseros céntimos,
conjugaremos lo que sentimos.
Han tratado de defenestrarme,
incluso alguno vino a consolarme.

En fin, han tratado de matarme,
Lo cierto es que jamás podrán olvidarme.
No es normal, pero es cierto.
Soy inmortal, porque ya estoy muerto.

Buenas noches hermano hombre.
No es necesario que te diga mi nombre.

2 comentarios:

  1. Buena ahijado defenestrado... Espero que estés bien... Me gusta este texto, y espero visitarte un día para sentarnos Y reinos un rato...

    ResponderEliminar
  2. que bien que ten hayagustado mmi poema... un comentario asi viniendo de ti es grandioso!!! que mas puedo pedir? gastaremos nuestros centimos y nos reiremos!!!

    ResponderEliminar