sábado, 24 de marzo de 2012

Un Camino a la Pascua

4º D del TC
La cuaresma es un tiempo que la Iglesia nos ofrece como un tiempo de preparación para la fiesta de la Pascua; por eso, todas las prácticas de ascésis que nos recomienda la Iglesia en la cuaresma (oración, ayuno y limosna) no son un fin en sí mismas, sino solo medio para preparar el cuerpo haciéndola más dócil y sensible a las mociones del espíritu; y así al llegar la Pascua, poder celebrarla en plenitud, no solo con el espíritu ferviente y bien dispuesto, sino también con el cuerpo más dócil.

La Pascua no es algo externo a nosotros, como una fiesta que viene, que se celebra y que luego pasó; la Pascua es una realidad que está intrínsecamente unida a nuestra condición humana. Jesús no celebró una pascua solamente, sino por lo menos unas treinta pascuas. Pero entre pascua y pascua esperaba la última antes de padecer, “cuanto he deseado comer con ustedes esta pascua… …no volveré a beber del fruto de la vid hasta que vuelva...".
Hay dos formas como esta pascua se hace patente en nuestra vida: la Pascua a la que nos preparamos en cuaresma y la Pacua eterna a la que nos preparamos durante toda nuestra vida; podríamos añadir una tercera pascua la que acontece en el 'Hoy', y en este hoy también se realiza el misterio de nuestra salvación, la pascua; por eso dice el salmo "si hoy escucháis su voz no endurezcáis el corazón". De este modo toda nuestra vida es un constante camino a la Pascua, una perenne preparación para la pascua eterna; y así, toda la historia gira en torno de la Pascua y de ella recibe su sentido pleno.

No hay comentarios:

Publicar un comentario